Cuando llega el otoño se recupera la actividad del trabajo de reportajes de rock en salas, ya que, por razones obvias, decaen los festivales al aire libre. Así que la actividad musical se concentra en pabellones o recintos cerrados.
De momento nos centraremos en los reportajes de rock en salas. Cada una es un mundo; incluso dentro de una misma ciudad. Porque en las salas el fotógrafo de conciertos ha de tener una relación bastante estrecha con el público, pues en la mayoría –debido a sus dimensiones- no suele haber foso para los fotógrafos, con lo cual el contacto es de codo con codo. Y digo que incluso en una misma ciudad varía el tipo de público y su actitud respecto a que haya una persona con una cámara a su lado tomando fotos. Y lo que más irrita a algunos es que, encima, el fotógrafo de rock pretenda moverse por la sala para buscar los mejores puntos de vista para cada fotografía.
Ya digo que depende de la ciudad, de la sala y del tipo de público que se congregue esa noche. El público de mayor edad suele ser más tolerante y compresivo con la labor que han de realizar los fotógrafos de conciertos y es más consciente de que se tienen que mover de un lado para otro para que el reportaje del concierto no resulte aburrido por tener siempre el mismo punto de vista.
Sobre todo suelo hacer reportajes de rock en salas de Madrid capital, donde no suelo tener problemas. Al contrario, lo normal es que los espectadores te faciliten el trabajo cuando te ven acarreando una cámara. En general suele suceder algo similar en las demás ciudades y salas aunque he dado con alguna ciudad y con alguna sala en la que no me lo pusieron nada fácil. Evidentemente voy a omitir los nombres.
Otra cosa bien distinta es que cuando haces reportajes de rock en salas y el concierto es de punk sabes a lo que estás jugando y que en cualquier momento se puede formar un pogo durante el que te empujen hasta empotrarte contra el borde del escenario, te lleves un golpe en cualquier parte de tu cuerpo o tu cámara pueda sufrir algún daño. Pero eso ya sabes que es a lo que te expones por hacer fotografías de ciertos conciertos.
Generalmente suele merecer la pena acabar con algún que otro moratón si consigues buenas instantáneas del grupo o de sus seguidores bailando enloquecidos. O de ambos juntos.
La fotografía de este artículo la hice el 22 de junio de 2017 durante un concierto sorpresa de Los Nikis dentro de una fiesta organizada por Juan de Pablos para conmemorar sus 50 años trabajando en la radio. La instantánea demuestra claramente lo que estaba diciendo sobre los reportajes de rock en salas. Está hecha en la sala El Sol -que este año celebra su cuadragésimo aniversario con conciertos especiales- en un momento en que decidí “ponerme a cubierto”. Con la persona a la que llevan en volandas he vuelto a coincidir en otros conciertos. Y ha vuelto a salir en mis fotos.
