Fotógrafo bueno, bonito y barato se ofrece para hacer reportajes de bodas. Lo de bonito se refiere al trabajo que realizo, por supuesto. Aunque no me gusta demasiado calificar las fotografías, sean de bodas o de otra disciplina, como bonitas. Las fotografías pueden ser buenas, regulares o malas. Lo de bonitas es un calificativo absurdo. Simplista.
El requisito para que un fotógrafo sea bueno, bonito y barato, la mayoría de veces es que sea profesional; que se gane la vida con esa ocupación. Al igual que un carpintero construirá mejor un armario que un programador informático. A no ser que el armario en cuestión se presente en una caja con sus piezas ya cortadas y con instrucciones para su montaje. Pero al que es capaz de montar un armario de este tipo no se le puede denominar carpintero.
Un carpintero de verdad es el que diseña el armario, corta él mismo las piezas, hace los taladros o las colas de milano y une las piezas. De igual manera, no es fotógrafo todo aquel que tiene una cámara fotográfica y hace capturas. Vale, alguno que no es fotógrafo profesional no hace malas fotos de boda. Pero no suele ser lo habitual.
Para llegar a ser un fotógrafo bueno, bonito y barato de bodas hay que tener un aprendizaje previo… Ah, que tu cuñao hizo un cursillo… Vale. Además de eso se requiere práctica continua, tener gusto para componer, saber con antelación el lugar preciso donde tienes que colocarte para que no se te escape la imposición de los anillos, por ejemplo.
Igualmente, si la ceremonia es religiosa, has de conocer todo el rito para no dejar de capturar todos los momentos importantes. Y, fundamental, saber cuándo y dónde no tienes que hacer fotos. Por eso y por mucho más insisto en que un fotógrafo bueno, bonito y barato de bodas lo puede ser solo un profesional. No es únicamente cuestión de tener una cámara “maja” y buenos precios.
