Madrid preolímpica (0011). Distrito de Carabanchel.
Se la conocía como cárcel de Carabanchel, aunque su nombre oficial era el de Prisión Provincial de Madrid. Se empezó a construir en 1940 por unos mil presos políticos del franquismo sometidos a trabajos forzados. Con forma de estrella, que formaban sus siete galerías, tenía capacidad para 2.000 reclusos.
La cárcel de Carabanchel se cerró en 1998, tras 55 años de funcionamiento, momento en el que se inició una lucha vecinal para rendir homenaje a todos los que habían sido detenidos e injustamente encarcelados por el régimen franquista. Hubo una propuesta de conservar el edifico como centro de memoria de lo que allí había ocurrido. Mientras tanto, curiosos y fotógrafos aficionados o profesionales se colaban allí y daban buena cuenta en sus fotografías del estado en que se encontraban las instalaciones.
En 2008 se demolió la cárcel de Carabanchel, quedando un solar en el que se proyectó construir 650 pisos, un hospital, zonas verdes y oficinas del Estado. La construcción del hospital fue una opción muy valorada por los vecinos. Serviría, también, para su uso por los vecinos del colindante distrito de Latina, el más grande de Madrid y sin hospitales cercanos. El proyecto de hospital por fin se aprobaría en 2007, pero la crisis económica de 2008 paralizó su construcción.
Únicamente se ha utilizado parte de las instalaciones y del terreno de la antigua cárcel de Carabanchel para la construcción de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras, la comisaría de Latina, y el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE).
En 2019 los vecinos y varias asociaciones de Memoria Histórica colocaron una placa en la valla metálica que impedía el acceso a la cárcel de Carabanchel. Dicha placa recordaba a las personas que habían sido injustamente internadas allí por su condición de homosexuales, políticos o activistas. A los dos días de su instalación, desapareció esta placa memorial. Todavía no se sabe quién la quitó.
Datación de la imagen
La fotografía de la cárcel de Carabanchel que encabeza el artículo la tomé en 2003; ya era fotógrafo profesional y me propuse capturar las estampas de un Madrid antiguo que aún quedaban en el siglo XXI.
