Durante es te siglo XXI se ha venido llevando a cabo una sistemática destrucción de oficios. Uno de los que ya está en vía de desaparición, es el de fotógrafo profesional. Soy de la opinión de que, en la mayoría de los casos, no ha sido una estrategia premeditada. Al menos, al principio.
La destrucción de oficios no ha seguido el mismo ritmo, ni igual envergadura en cada gremio. Por ejemplo, el fotógrafo profesional se vio muy afectado por la implantación de la fotografía digital y su uso y utilización por la mayoría de la población. Apareciendo un fotógrafo de bodas barato prácticamente en cada familia. Evidentemente, no eran fotógrafos profesionales sino fotógrafos domingueros. Sin trayectoria profesional.
Por el contrario, el oficio de pintor ya había empezado a resentirse desde la década de 1990. O antes. Con la venta de temples al peso, todo el mundo se atrevió a pintar su casa. La espoleta fue la crisis de mediados de esta década. Y que a simple vista, a no ser que fuera muy chapucero el pintor aficionado, parecía un buen trabajo. Y si no, el dinero ahorrado era suficientemente satisfactorio.
La destrucción de otros oficios, como el de fotógrafo profesional, tardó más; éste último mientras se utilizó mayoritariamente la fotografía química. Porque, si no tenías unos mínimos conocimientos teóricos y técnicos, los resultados que obtenías eran nefastos. El gremio de los fotógrafos se vio afectado con la fotografía digital y la perfección de los automatismos de las cámaras. Estos permitían obtener imágenes que se dejaban ver a cualquier aficionado. Lo anterior y la falta de criterio para saber valorar un trabajo bien hecho y de calidad arrinconó a muchos profesionales.
El oficio y el buen hacer se nota en todos los trabajos, aunque esté hecho por un fotógrafo de bodas barato. Solo hay que saber apreciarlo.
La pandemia que estamos sufriendo va a acelerar la destrucción de oficios, mandando a muchos profesionales al desempleo. A la vulnerabilidad y la precariedad. Obligando a muchas personas a aceptar empleos sin cualificación por la necesidad de subsistencia.
