Cuando veo un momento que diferencie una boda del resto me apresto a capturarlo antes de que la instantánea se pierda. El cometido de un fotógrafo profesional de bodas no consiste en tomar únicamente imágenes de los momentos estelares, sino también de los pequeños detalles o circunstancias que resulten tiernas, divertidas o chocantes. El motivo es que todos los reportajes fotográficos de boda se diferencien del resto. Eso es lo que me motivó a hacer la fotografía del encabezamiento.
Hasta ese instante había habido una ceremonia de boda civil en una junta municipal de Madrid, las consabidas fotografías de los novios en un lugar con encanto, el cóctel previo al convite, y la comida. Fue antes de pasar al baile cuando se dio la curiosa circunstancia de ver a una pareja de recién casados en la parte baja de una piscina repleta de bañistas que se aliviaban del calor del verano. Y es que el comedor donde se celebraba el banquete nupcial únicamente daba a la piscina del hotel, de forma que era esta la única zona en la que tanto los recién casados como sus invitados podían salir al exterior a fumar, circunstancia que refleja la fotografía. Imagino que también a los bañistas del hotel les sorprendería el encontrase con unos recién casados allí.
Y siguió la fiesta
Después de la pausa todos los invitados se dedicaron al baile. ¡Y vaya si bailaron! Pero del baile en los reportajes fotográficos de boda trataremos otro día, que hay bastante de que hablar; aunque solo sea porque al llegar a ese momento los celebrantes ya están bastante desinhibidos y ofrecen grandes instantáneas a los fotógrafos. De forma natural y espontánea.
