Estampas de Madrid (0055)
A pesar de dedicarme profesionalmente a la fotografía, cuando voy por la calle no puedo evitar sacar la cámara y tomar alguna instantánea siempre que encuentro algo que me llama la atención. Da igual que me haya pasado el día haciendo un reportaje de boda, realizando un book fotográfico de estudio, un reportaje de imagen corporativa de empresa… Nada de eso, por muy intensa que haya sido la jornada, sirve para desanimarme ni impide que trate de captar esa fotografía que veo en una situación que se presenta ante mí. Esa es una actitud típica de un fotógrafo callejero.
Siempre me han llamado la atención los autobuses turísticos que circulan por el centro de Madrid. Y la gente que llevan, y las actitudes de éstos.
Posiblemente, en cierta medida, nos pase a todos cuando somos turistas en alguna parte, pero si uno observa al típico extranjero que hace turismo descubrirá que, aparte de ir cargado con una cámara fotográfica –de dimensiones más grandes o pequeñas, dependiendo de su poder adquisitivo o del grado de su afición a la fotografía- y de deambular anonadado por Madrid –en este caso, aunque sería extrapolable a cualquier otra ciudad del mundo que sea centro de destino turístico masivo-, todos tienden a repetir en el extranjero los hábitos que tienen cuando están en su país de origen: se juntan con otros turistas de su misma nacionalidad, van a comer a restaurantes de compatriotas, van a tomar copas donde lo hacen los turistas de su país…
En fin, que en vez de intentar descubrir la forma de vida y las costumbres del país que visitan e intentar comportarse como un nativo para tratar de comprender la cultura local, reproducen el comportamiento y la huella cultural que traen de casa…
Por ejemplo
Más o menos es lo que vi en la situación que quedó reflejada en la fotografía que encabeza este artículo. De otro fotógrafo, no profesional, ni callejero. En este caso se trata de un turista con teléfono móvil por Madrid. Y abnegada esposa…