Madrid preolímpica (0001). Distrito de Centro.
La farmacia Juanse fue inaugurada en 1892 en el barrio de Universidad, más conocido popularmente como de Malasaña, debido a que la calle dedicada a la heroína madrileña durante la guerra de la independencia contra los franceses se encuentra en este barrio.
También, porque la plaza del Dos de Mayo -fecha clave en esa guerra- es el centro neurálgico del barrio y ha sido escenario de infinidad de actos populares desde los años ochenta del siglo pasado. Lo de Universidad quedaba demasiado serio para un barrio en el que estaban los baretos más modernos y por el que se solían mover los personajes más significativos de la noche y de lo que se conoció como La Movida madrileña.
Al viandante que no está acostumbrado a transitar por allí lo primero que le llama la atención de la farmacia Juanse es su fachada de azulejos, por lo que muchos fotógrafos se detienen a inmortalizarla en una estampa. Los paneles de azulejos fueron fabricados e instalados hacia 1920. Son la peculiar forma que en aquella época se hacía publicidad de los productos que se podían encontrar en algunos establecimientos.
Desgraciadamente, a pesar de la concienzuda restauración y limpieza a la que se los sometió al local y a la fachada, la estúpida obsesión de algunos por pintarrajear y destruir el patrimonio cultural común parece que cada vez abunda más en algunas zonas y a algunas horas del día.
Fin como farmacia
Cerró en 2013 y tuvo muy difícil volver a abrir como farmacia debido a la normativa vigente en ese momento para ese tipo de negocios. Tan difícil, que volvería a abrir en 2014, esta vez como cafetería, tras una reforma para adaptarla a su nuevo uso aunque respetando los elementos más llamativos y significativos de su anterior actividad. También los azulejos de la fachada en los que aparece el nombre de la farmacia Juanse, por el que se la sigue conociendo popularmente.
Desde entonces ha habido varios intentos de sacar adelante el local dedicándolo a su uso como cafetería con gastronomía.
La fotografía la tomé en 2003, cuando todavía funcionaba como farmacia, como se puede apreciar por su neón encendido. Éste, lógicamente, se desmontaría para iniciar la nueva actividad. La naturalidad de las personas que aparecen en la imagen se debe a que no me tomaron por fotógrafo profesional sino por turista o a que en ese barrio están muy acostumbrados a ver gente haciendo fotografías.
