Titular un artículo “El fotógrafo como regalo” puede inducir a error o sorpresa a alguien en la primera lectura. Pero sé que en una segunda lectura todo el mundo comprenderá que me refiero a que contratar a un fotógrafo profesional para que haga el reportaje de boda de tus familiares o amigos puede ser el mejor regalo. Sobre todo para que desistan de la idea de encargarle ese cometido a un conocido aficionado que está invitado. Algo que no sería una buena idea por parte de los novios. Por varios motivos.
El primero sería porque puede ser poner en un compromiso a ese invitado. Seguramente sería él mismo el que, al ser elegido como fotógrafo, se ofrecería a que su reportaje de la boda fuera considerado como su regalo. De entrada, esta petición parecería que lo sugiriera. El problema surgiría si días después de la boda os entrega un desastre de trabajo, algo que no puede extrañar a nadie porque este invitado no es un fotógrafo profesional de bodas sino un aficionado a la fotografía.
Por eso siempre es mejor buscar un fotógrafo de bodas que sea barato que no encargarle la misión a un amigo. Tanto si sois los novios quienes os encargáis de eso como si es algún familiar. En este segundo caso, se comprendería mejor que el trabajo del fotógrafo se ofreciera como regalo de bodas si éste es profesional, aunque sea barato. Circunstancia esta última que nadie va a adivinar si los que lo han buscado, aparte de comprobar su tarifa, han verificado previamente la calidad de su trabajo habitual.
Regalo original
Que la contratación del fotógrafo sea utilizada como regalo es algo que no suele ser demasiado habitual pero que libera a la pareja de gastar tiempo revisando las páginas web de los fotógrafos profesionales de boda hasta dar con el elegido. Y de si se le contrata para hacer el reportaje de boda completa o solo de parte de ésta.