En determinados reportajes hay que aplicar técnica y sensibilidad. Al mismo tiempo
o solo una de ellas y en otro momento, la otra. Un fotógrafo profesional sabe discernir perfectamente lo que requiere cada situación. La mayoría de las veces, en mayor o menor medida, se requiere aplicar las dos; cada una en su justa medida.
Una buena idea, sin el conocimiento técnico que se necesita para que funcione, no sirve de nada. Pero, en los reportajes de boda, una buena solución técnica en las fotografías es posible que sea insuficiente para el conjunto funcione si no está resuelto también con un mínimo de sensibilidad. Además, el mismo recurso no sirve para todas las fotografías. Ni la misma combinación de ambos, durante todas las fotos de los reportajes, garantiza acierto a pesar utilizar la misma dosis de técnica y sensibilidad. O quizá sea por eso por lo que no funcione. La reiteración acaba por cansar; por previsible.
Un fotógrafo profesional de bodas lo sabe perfectamente, aunque sea el más barato. Y procura variar tanto los puntos de vista, los recursos técnicos y la dosis de sensibilidad.
Otro problema por el que pueden no funcionar las imágenes de los reportajes pese a combinar técnica y sensibilidad es que fallemos aplicándolas en ese momento. O que la técnica no sea la adecuada; o bien que lo que el fotógrafo profesional entiende por sensibilidad sea sensiblería a pesar de ser el más caro o barato de su nicho.
Por lo anterior es fundamental revisar presencialmente los trabajos de los fotógrafos profesionales que nos gusten antes de contratar definitivamente a uno de ellos. Contemplando las ampliaciones de las fotografías que hayáis visto en Internet de forma física, es decir: que podáis tocarlas.
La anterior es la única manera de saber a ciencia cierta si lo contemplado en la página web se corresponde con la realidad y la belleza y sensibilidad del fotógrafo son tales. Aparte de la técnica.