Pues sí, estoy exponiendo N-340, un proyecto inconcluso de la década de 1990. O mejor dicho: una serie que no acabé como hubiera querido hacerlo. Era difícil, porque la empecé unos años antes de ser fotógrafo profesional y sin financiación alguna. Tirando de mis ahorros y de mi tiempo disponible.
El caso es que esta exposición surgió de improviso. De un día para otro. El martes pasado (2 de marzo) pasé a tomar un café en la crepería Ámsterdam y Adrián me preguntó si quería exponer allí, pues se había quedado sin nadie que lo hiciera a partir del día 5. Siempre me han gustado los retos. Enseguida le dije que sí. Él se conformaba con que volviera a llevar las fotografías de conciertos que expuse allí a finales de 2018. Las que me quedan de ellas. Pero ya se me había ocurrido tirar de las copias que conservo de la citada serie N-340. Todas en blanco y negro, Tienen la gracia de que las revelé química y personalmente en mi laboratorio. Cada vez que las vuelvo a ver tengo la impresión de que me huelen los dedos a nitrato de plata; y me os llevo a la nariz instintivamente.
Esta exposición me ha servido para acabar de hacer limpieza en casa; y para encontrar alguna fotografía más que daba por perdida. He hallado hasta varias que hice a Radio Futura actuando en la sala Morasol de Alcalá mientras ayudaba a un fotógrafo profesional amigo.
Las copias que expongo no todas son la versión definitiva de N-340. Algunas son bocetos. Pero lo más atrayente de la muestra es el nuevo aire que las he dado. La forma de presentarlas, nada convencional. He intentado convertirme en el fotógrafo más moderno de mi pueblo. No sé si lo he conseguido.
Esta revisión no tiene nada que ver con la fotografía comercial que me da dinero, pero he disfrutado mucho preparándola; y en tiempo récord. He utilizado lo que tenía y cómo lo tenía: fotos con márgenes descompensados sin recortar; o parcialmente cortados; otras con arañazos, o que coloqué torcidas en el marginador… He usado todo tipo de materiales y objetos como portafotos.
Espero que, a partir de esta N-340 revisited, se me deje de considerar únicamente como un simple fotógrafo profesional de bodas barato y también se me tenga en cuenta como artista conceptual.
Lo podéis valorar acercándoos a la crepería Ámsterdam de Alcalá de Henares, calle de San Diego número 15. Hasta primeros de abril.