La característica fundamental que debe tener un fotógrafo de enlaces matrimoniales es la discreción. Ha de estar siempre en el lugar adecuado a cada instante de la celebración pero debe también saber discriminar las fotografías que interesan o pueden interesar y las que es mejor no hacer. O si se hacen, porque se producen en el momento de apretar el disparador sin que nadie supiera que fueran a ocurrir, es mejor borrarlas en el momento de la selección.
La decisión anteriormente expuesta la toma un fotógrafo profesional muy a menudo, no solo en los reportajes de boda, sino en cualquier otro trabajo. Me refiero a situaciones en las que, por ejemplo, estás haciendo una fotografía o un vídeo del baile y a uno o una de los invitados, repentinamente, se le cae la falda o el pantalón, quedando en ropa interior. O el caso no tan extremo en que alguno de los invitados, al disparar, ha sido capturado con un gesto grotesco.
Los anteriores son casos con los que se encuentra muy a menudo un fotógrafo de enlaces matrimoniales, algo que resuelve convenientemente un profesional. Este tipo de imágenes, aunque pudieran parecerle “graciosas” a alguien, estropean un buen reportaje y tienen todas las papeletas para que se molesten las personas que aparecen en ellas.
La misión que se le encomienda al fotógrafo de bodas, de alto caché o barato, es capturar los momentos estelares de los enlaces matrimoniales; los sentimientos a flor de piel; un recuerdo entrañable de todos los invitados… Y que huya de las estampas grotescas o chabacanas por muy divertidas que puedan parecer. El buen gusto es siempre apreciado en un reportaje de boda. Aunque no se diga. Se da por hecho hasta al contratar a un fotógrafo barato de bodas; por que, de entrada, se le supone buen profesional. Sea cual fuere su tarifa…
Una orientación
De todas maneras, visionando los porfolios de los fotógrafos profesionales ya os podéis hacer una idea del estilo de cada fotógrafo de enlaces matrimoniales y de si es profesional. Y poder aplicar vuestro criterio en la elección.