Estampas de Madrid (0090)
La Vía Láctea es uno de los pocos locales nocturnos clásicos de Malasaña de los años ochenta del siglo pasado que continúa abierto. Otro, también significativo, es el Pentagrama; conocido popularmente como Penta, y que actualmente anuncia en su fachada con grandes letras que se trata del bar al que se cita en Chica de Ayer, la archiconocida canción de Nacha Pop.
Cuando empecé a deambular por la zona, mucho antes de ser fotógrafo profesional, me pregunté si el nombre de La Vía Láctea era una referencia a la galaxia en la que se encuentra el sistema solar o un homenaje a la película de Luis Buñuel; o quizá a la protagonizada por Harold Lloyd.
En aquella época, además de los conciertos de los principales músicos de La Movida, podías disfrutar de sesiones de pinchadiscos tales como Diego A. Manrique, Kike Turmix o Juan de Pablos. Y cruzarte por sus dos plantas con conocidos artistas, escritores y creadores de todo tipo.
De 1979 a nuestros días, aparte de conciertos en la noche, La Vía Láctea sigue funcionando como bar de copas; llenándose de juventud, junto con algún que otro cincuentón. Puedes encontrar a un pintor, a una auxiliar administrativa, a un fotógrafo, da igual la actividad profesional a la que se dediquen. Todos se sienten a gusto allí. Aparte, como ocurriera hace treinta y tantos años, los asistentes comparten espacio con miembros de los nuevos grupos madrileños destacados del siglo XXI: Hinds, Los Parrots , Los Nastys, Los Wallas…
Hoy en día de nuevo La Vía Láctea ha aglutinado a todo aquel que se mueve en la música de Madrid. Y a los externos a este mundo que llenan este local mítico de referencia atraídos por su encanto, sus precios razonables y por la música que suena en él.
Música ochentena, aunque nunca las canciones trilladas que suenan en las radiofórmulas cuando tratan aquella época y la Movida Madrileña.