¿Cómo se pueden fotografiar los sueños?, querrá saber más de un lector.
Sin duda no resulta nada fácil responder a esa cuestión y no sé si lo conseguiré. Menos, si alguna vez he conseguido o conseguiré fotografiar alguno. Intentarlo, lo he intentado.
Ese empeño puede parecer muy metafísico, pero puedo asegurar que ya hace casi cuarenta años se hacían preguntas similares y se requería a los alumnos de carreras técnicas que resolvieran problemas similares, aunque pueda parecer algo muy alejado de ese campo del conocimiento humano.
A mí en particular, que estudié ingeniería aunque no llegara a acabar la carrera, nunca me encomendaron la difícil tarea de fotografiar los sueños. (Mi trayectoria personal se resume perfectamente en esa canción que en la década de 1980 compusieron Bulldog y que decía: “el estudiaba para ingeniero,/ pero algo se torció y se hizo rockero”. Y también, de paso, fotógrafo profesional.)
Sin embargo, amigos que estudiaron Arquitectura comentaban sorprendidos por aquel entonces que en su Escuela les encomendaban trabajos tan creativos como dibujar el alma de una gallina. Bien es cierto que a los arquitectos siempre se les ha considerado los artistas de las carreras técnicas. Y se les ha preparado para que al acabar sus estudios estuviesen preparados para comportarse como tales y ser conscientes de ello.
El caso es que todos los que nos dedicamos a capturar imágenes, de una forma u otra, lo que hacemos no deja de ser fotografiar los sueños. Los propios y los de los demás.
Con mayor o menor fortuna, desde el fotógrafo de bodas barato que solo se dedica a los enlaces matrimoniales hasta el más reconocido de los fotorreporteros que cubre conflictos bélicos en todos los confines del planeta, no hacemos otra cosa que fotografiar los sueños; y las pesadillas, las esperanzas, los sentimientos, los anhelos… La felicidad fugaz de haber cumplido alguno de ellos y todos los sentimientos que afloran de las personas que pueblan las fotografías de todo fotógrafo, sea profesional o aficionado.
Cuando hice la fotografía superior pensé que podía estar fotografiando un sueño en su representación más simple y abstracta. Algo agradable pero tan frágil y delicado que en cualquier momento puede desaparecer. No sé si estaba en lo cierto.
