Me dedico a la fotografía profesional en Madrid desde 1993, año en que empecé a trabajar como foto fija en el rodaje de una película: “El cianuro, ¿solo o con leche?”.
A partir de ahí, además de en otros rodajes de películas de cine y series de televisión, también me he ocupado como fotógrafo de bodas, haciendo reportajes de congresos, o books de estudio en Madrid.
Mi nombre comercial es Luis Miguel del Campo y, como iba diciendo, me dedico a todo tipo de fotografía profesional en Madrid. Si bien desde hace algunos años ya no suelo hacer fotografía de rodajes, sin embargo no he dejado de hacer reportajes de espectáculos desde mediados de la década de 1990: teatro, danza, fotografía de conciertos de rock… También he realizado fotografía publicitaria, tanto de producto como inmobiliaria, para publicitar apartamentos que sus dueños querían poner en alquiler o chalés y pisos de promociones inmobiliarias en venta.
Antes de que el conocimiento de la fotografía digital se extendiera por toda la población solían encargarme la restauración de fotografías antiguas con más frecuencia, algo que en los últimos años ha decrecido, y tan solo me requieren para algunas restauraciones más complicadas o para realizar fotomontajes complicados con fines comerciales.
El mundo de la fotografía profesional en Madrid ha ido evolucionando muy rápidamente en los últimos años. De esta manera, sucedía que al tiempo que me contrataban como fotógrafo de boda también había otras personas que me pedían que “les arreglara” las fotografías de boda que les había hecho a sus cuñados, cuestión esta
que generalmente tenía mal arreglo.
Imagino que estos señores, con el paso de los años, se han dado cuenta de que no merece la pena hacer un mal reportaje de boda para que al final lo tenga que “arreglar” un fotógrafo profesional. Si es que tiene arreglo…
Es más sencillo contratar a un fotógrafo de bodas barato, que el tener tarifas económicas, como es mi caso, no implica que uno sea mal fotógrafo.
Hay muchas anécdotas en tantos años dedicado a la fotografía profesional en Madrid, como la de aquel padre que había puesto a su hijo delante de una cortina azul y había empezado a disparar su cámara con el fin de hacer fotografías de estudio de comunión sin iluminar con criterio, dirigir las poses de su hijo, encuadrar y componer adecuadamente… Tan orgulloso estaba de ellas que sólo me consultó cuánto costaría que le blanqueara el fondo de las fotografías que había hecho…
En fin, siempre habrá alguien que se niegue a admitir que la fotografía profesional en Madrid, o en lugar que sea, la deben hacer los fotógrafos profesionales.