Hasta los fotógrafos profesionales tienen vacaciones; como todo el mundo. Además, como la profesión de fotógrafo no es como la de cirujano, por ejemplo, que necesita ejercitar su actividad profesional en un quirófano, cuando nos vamos de vacaciones también dedicamos parte de nuestro tiempo libre a seguir haciendo fotografías.
Afortunadamente, con la popularización de la fotografía que vivimos hoy en día, la mayoría de la población ahora también lleva una cámara fotográfica a diario o, por lo menos, cuando sale de vacaciones. Otra cosa distinta es cómo la utiliza. La práctica de la fotografía en vacaciones deja mucho que desear…
Resulta desalentador ver que la mayoría de las personas que salen de su ciudad por vacaciones y viaja a lugares distantes utiliza su cámara fotográfica para tomar imágenes de los lugares frecuentes y “turísticos” que todo el mundo visita y de los monumentos que, como autómatas, todo el mundo fotografía; incluso a la hora y desde el punto de vista que la mayoría lo hace.
Cuando salgo de Madrid, por trabajo o por vacaciones, sigo haciendo fotografías. Y, al igual que hago aquí, busco imágenes que se diferencien de las postales que todo el mundo quiere tener capturadas. Busco, sobre todo, a personas en actitudes costumbristas o singulares.
La fotografía que encabeza este artículo la hice este verano en una gasolinera de Castilla-León. Me encontré esta situación cuando menos lo esperaba. Afortunadamente casi siempre llevo una cámara a mano, aunque solo sea la del teléfono móvil.
Quizá pueda parecer una imagen que refleje la teledependencia, pero hay que tener en cuenta que el camión es extranjero y su conductor quizá tan sólo quiera estar al tanto de las noticias de su país de origen. Como quiera que sea, la misión de los fotógrafos es hacer fotografías, luego cada espectador juzgará o interpretará lo que en ella se ve…
Fotografía en vacaciones, pero con criterio por favor…