Todo el mundo que se va a casar desea que el día de su boda sea brillante; en todos los sentidos. En el climatológico también. Sin embargo, a veces no resulta así y el día señalado amanece nublado, o incluso lluvioso. En cualquier caso eso no impide que el enlace se lleve a cabo. Vamos a ver, incluso, qué puede hacer un fotógrafo profesional de bodas para convertir lo que consideramos un defecto en una virtud o, cuando menos, que no nos afecte demasiado.
La ceremonia suele celebrarse en un interior o a cubierto; lo cual no desluce nuestros planes. Las fotografías que se tomen en el interior de las casas de los novios tampoco se verán afectadas por la luz natural; se pueden reflejar todos los pasos de la preparación anterior a la ceremonia sin tener que renunciar a nada ni perder algún momento significativo. Igualmente lo que acontezca en la iglesia, ayuntamiento, juzgado, etc… no depende de la luz del exterior. Eso sí, si hay ventanas en el lugar en que se celebre la ceremonia por ellas entrará menor cantidad de luz, con lo que las imágenes quedarán limitadas a una menor profundidad de campo que si en el exterior hubiera un sol reventón. Es un pequeño inconveniente por el que el fotógrafo profesional de bodas estará limitado.
Si la ceremonia se celebra en el exterior de una finca o en un jardín, la mayoría de ellos dispone de una pequeña carpa o recubrimiento de la zona donde están los novios y el celebrante del matrimonio. En este caso la peor parte se la llevarían los invitados si no hay ningún techo que les proteja de la lluvia. Bueno, por otro lado, seguro que esto genera situaciones dignas de ser inmortalizadas por el fotógrafo de bodas: puede ser única esa fotografía de la zona en la que se encuentran todos los invitados sujetando un paraguas, aquel invitado que se lía al abrir el paraguas, esos otros dos cuyos paraguas chocan… Y los niños, ellos siempre dan buenas fotografías; más en un día lluvioso, pues no van a privarse de meterse en todos los charcos, por el simple hecho de ser niños.
Surgen algunos problemas, como el que tuvo la pareja de la fotografía de arriba, que hubo de tomar todas las precauciones posibles para no resbalar en la rampa de madera, mojada por la lluvia, que tenían que bajar para abandonar la zona donde se celebró la ceremonia de su boda y unirse a los invitados. Afortunadamente no tuvieron ningún resbalón.
La parte que más se puede ver afectada por la lluvia es en la que se toman fotografías del matrimonio recién formado en un parque, jardín o lugar con encanto. La solución en este caso es tan sencilla como que el fotógrafo de bodas quede con la pareja después de la luna de miel; un día resplandeciente, por supuesto. Es un recurso que utilizo con frecuencia. Tiene la ventaja de poder elegir el día adecuado por la luz ambiental, como si fuera una posboda pero con los trajes del día de la boda. Como sería pocos días después, no le hemos dado tiempo a la pareja para que no les valgan los trajes, y al ver estas fotografías de la boda nadie va a saber que están hechas con posterioridad.
Si el matrimonio decide olvidarse de tener más fotografías con los trajes de la boda, se les puede tomar imágenes vestidos de calle, como si fuera una pequeña postboda.
Que no cunda el pánico si el día de tu boda amanece lloviendo. Aun así se pueden conseguir buenas fotografías. Lo que ha de hacer el fotógrafo de bodas es tomar la precaución de proteger su equipo para que no se moje, algo que le puede perjudicar enormemente.
